PRESAGIOS DE AMOR

PRESAGIOS DE AMOR

abril 4, 2015 Desactivado Por admin

LABERINTO MAGICO

Los presagios son la forma más sencilla, sutil y acertada de adivinación al alcance de aquellos que tienen el alma conectada al universo. Pueden considerarse buenos o malos dependiendo de su interpretación y el contexto del hecho.
Los presagios, al ser sucesos simples del día a día son a veces imperceptibles, pero definitivamente notarán alguna de sus formas. en la antigua Roma eran muy tomado en cuenta, aunque hoy solo se les conoce como supersticiones:
– Oír voces, frases misteriosas y escalofriantemente acertadas con los pensamientos del oyente y no poder identificar a la persona que las pronunciaba. La      convulsión repentina del ojo derecho y de las cejas, se reputaba feliz presagio.
– El entumecimiento o inmovilidad del dedo meñique o el temblor agitado del pulgar de la mano izquierda no significaba nada favorable.
– Los zumbidos de los oídos y los murmullos o estruendos imperceptibles para los demás era señal de que alguna persona hablaba de otra en su ausencia.
– Las caídas imprevistas era el acercamiento de algún suceso desgraciado que pudieran suscitar los codiciosos, Tanto si tropezaba el pie contra el umbral o escalón de la puerta a tiempo de salir a la calle, como si se rompía la cinta del calzado o bien, al levantarse de su asiento se sentía prendido por la ropa, todos estos accidentes, eran signos de mal agüero.
– El encuentro con hormigas, abejas… indicaban feliz presagio, pero no era así en el caso de las culebras, zorros, gatos, perros… pues denotaban un pronóstico desgraciado.
Como en todo tiempo y ocasión eran indispensables los presagios, su uso se hizo tan general, que según se ha dicho, se tomaban al tiempo de comenzar cualquier trabajo o faena.
Pero no bastaba observar los presagios, era preciso aceptarlos cuando parecían favorables a fin de que produjeran su efecto. Se necesitaba tributar las más cumplidas gracias a los dioses que habían dado los presagios, pidiéndoles que los cumplieran y rogándoles al propio tiempo siguieran acordando nuevos felices prestigios que confirmaran o fuesen tan gratos como los primeros. Mas si el presagio se mostraba funesto o impertinente se desechaba la idea con horror.
Se remediaban los malos presagios de varios modos. Para borrar en el ánimo los efectos de un discurso o evitar la repugnancia que causara la vista de cualquier objeto desagradable, era uno de los medios más frecuentes, salivar o arrojar un esputo en el instante. No pudiéndose excusar el uso de ciertas palabras o frases de mal agüero, se tomaba la precaución de indicar con la higa o por el gesto o la acción que se desechaban con aborrecimiento como igualmente todo lo que pudiese presagiar cosas funestas.